sábado, 31 de octubre de 2009

MICHEL FOUCAULT

Filósofo y también historiador, Michel Foucault fué sin duda durante los años sesenta una de las figuras más importantes e influyentes del ambiente cultural francés . Nunca quiso expresamente ser un historiador de los ideales ni de las ciencias en el sentido clásico de estos términos. La única denominación que admitía era la de arqueólogo, aquello que da cuenta de forma más profunda de la cultura.

Compañeros(as) y profesor dejo un enlace donde podran bajar gratis la colección casi completa de libros del Foucault.

Atte. Dennis Portillo.

http://www.todotegusta.com/2009/03/michel-foucault-27-libros-y-ensayos/

jueves, 29 de octubre de 2009

Enlace de comentario sobre obra de Fontana

Este es un comentario que encontré en la red sobre la obra "La Historia después del fin de la Historia" de Fontana.

http://www.pedagogica.edu.co/storage/folios/articulos/fol07_14res.pdf

jueves, 22 de octubre de 2009

Reflexión sobre algunos conceptos tratados en la asignatura de Teoria de al Historia

La concepción de continuidad, ruptura y transformación son problemáticas filosóficas de interés para la Historia, puesto que en su estudio, éstas concepciones aparecen como construcciones mentales determinantes para “reconstrucción histórica” de los hechos, así como para su respectiva interpretación. ¿Qué hay de particular y de singular en un hecho que aparentemente responde a una continuidad? ¿Y en el marco de qué continuidad se presenta la ruptura para ser considerada como tal? ¿Acaso se pueden conocer o elaborar leyes de ruptura? ¿O una estructura de la discontinuidad? ¿Puede el enfoque de lo discontinuo tener igual capacidad explicativa que la continuidad? Es preciso asimilar una especie de estratificaciones debajo de las líneas temporales para dar paso a nuevas dimensiones de análisis y nuevas posibilidades de causación. La complejidad del mundo contemporáneo obliga al investigador actual emprender un proceso un tanto doloroso y en algún sentido catártico, que le permita despojarse de los esquemas más rígidos y aparentemente seguros, que si bien es cierto responden a un nivel específico de preguntas planteadas, no pueden ser tomados como absolutos, ni abarcar en su totalidad los hechos. Ejemplo de ello, es la historia oficial hondureña, plagada de figuras míticas y enmarcada en modelos importados, rígidamente dividida y en cuyo estudio prevalecen muchas veces los juicios de valor del historiador por sobre el estudio formal

La Historia, como estudio sistemático del ser humano a través del tiempo, se enfrenta a problemas de orden epistemológico, siendo el de la discontinuidad uno de especial importancia. Por discontinuo hemos de entender algo que se interrumpe. Es por ello, que de manera casi natural, es más fácil entender a la historia –en condición de objeto- como algo continuo y a la Historia –como ciencia- como el estudio de las continuidades. De hecho, muchos de los elementos que atañen al estudio histórico brindan lo que M. Foucault llama “nociones de continuidad” es decir “síntesis fabricadas, agrupamientos que se admiten de ordinario “, que no se sujetan a la crítica y que forman parte de lo que define como un “juego de continuidad”. Entre tales nociones menciona la tradición, el desarrollo, la evolución, la mentalidad y el espíritu. Cada una de ellas hará referencia ya sea a un origen, a analogías de los hechos, a las leyes que pueden regir los cambios o a lo que subyace a lo evidente. De tal manera que buscan explicar, pero de manera una tanto difusa o imprecisa, la incidencia de los acontecimientos y las relaciones entre ellos.

Para el caso de la Historia, la búsqueda constante de la repetición de los hechos y las subyacentes relaciones entre los mismos, al igual que de los nexos unívocos de causalidad, exponen al investigador de la res gestae a una situación de peligrosa y ruda irreflexión filosófica sobre los hechos concebidos como históricos, y más aun, ante el conocimiento histórico en sí mismo. Si bien es cierto, la explicación teórica de los hechos desde la perspectiva histórica necesita –o ha necesitado hasta ahora- del uso indiscutible de la concepción estructural, ésta no presenta ni en lo teórico, ni en lo práctico, límites fijos o cortes rotundos, a partir de los cuales podamos agrupar o segregar los hechos y mucho menos explicarlos totalmente. Los hechos históricos son más una dispersión que una conjunción. ¿Cuál es la diferencia entre la naturaleza de un hecho medieval con respecto a uno moderno? ¿Cuál es la condición mínima o umbral requerido para que un hecho sea concebido como de uno u otro período si intentamos ir más allá del marco temporal? ¿Existe una relación de causalidad directa entre el hecho –o el discurso- como irrupción en la realidad y la ley o estructura que lo explica? ¿No depende de la teoría elaborada que un hecho sea o no concebido como tal? Y, de ser así ¿Hasta dónde el hecho histórico es producto de la misma mente que lo imagina y lo concibe como tal? Ni siquiera la cronología positivista pasa de ser una herramienta simple y rudimentaria para la ubicación esquemática de los hechos históricos reconstruidos desde su singularidad.

El cuestionamiento filosófico sobre los conceptos tradicionalmente usados en la historiografía para la comprensión de la realidad histórica propone el uso de un ejercicio de negación ante todo lo que pueda presentarse como indiscutiblemente dado, es decir “la suspensión de las unidades admitidas”. Desde tal perspectiva, hasta nociones tan básicas como las de “libro” y “obra” resultan susceptibles en cuanto a su difusa existencia como discursos que pueden oscilar ente todas las temáticas, formas, significados, interpretaciones y referencias posibles. De igual manera cada unidad de análisis está conectada a todas las demás y estas a su vez no distan demasiado unas de otras y el corte entre una y otra no existe más que en la mente de quien las concibe.

Para los historiares es de primordial interés preguntarnos si acaso en la historia existen umbrales, cortes, rupturas, transformaciones o mutaciones. SI existen las series de hechos y si estas series tienen un inicio y un fin verificables o cuando menos, perceptibles. De hecho, en la práctica de la investigación, nos vemos obligados, de manera consciente o inconsciente, a realizar cortes de manera arbitraria y en base a criterios diversos. Sin embargo, estos cortes metodológicos –por así decirlo- efectuados sobre lo que para nosotros es evidente ruptura, tienen un alcance de profundidad limitada. Hay estratos hasta los cuales la investigación histórica no llega sino que asume y toma por sentados, puesto que son estos estratos más profundos, los que sirven de cimentación teórica. Ahora bien ¿Hasta qué punto coinciden los cortes metodológicos de la investigación -en tiempo y espacio- con los llamados “fenómenos de ruptura” que podamos encontrar en la historia como objeto? ¿Y qué tan pertinentes son entre sí la teoría asumida, las referencias utilizadas, la estructura dentro de la cual enmarcamos el hecho particular, las conceptualizaciones y el discurso –presumiblemente científico- que al final resulte de la investigación? Está claro que una de las claves podría encontrarse en el manejo de la hermenéutica. Otra, en el nivel de control sobre el lenguaje tanto histórico como científico y actual que se tenga.

La dimensionalidad múltiple de las series históricas como modelo inicial de análisis plantea una preocupación grande para la Historia en cuanto a la necesidad de- si bien no deshacernos del todo de las bondadosas visiones estructurales de la realidad histórica- sí de re-concebirlas, reubicarlas y hasta revalorarlas, de manera que no sean las estructuras en sí el centro de la atención sino lo que a partir de ellas se quiera explicar, negar o descartar dejando puertas abiertas y entradas libres para la novedad y la importancia de lo parcial, lo relativo o lo incompleto.

José Avelino Izaguirre Osorio.

Estudiante de la carrera de Historia. UNAH.

martes, 13 de octubre de 2009

Líneas de trabajo para ésta y la próxima saemana

13/10/09

Querid@s comapñer@s de Teoría de la Historia, Unah.


Sólo algunas líneas de trabajo que tenemos para ésta y la próxima semana:


En primer lugar tenemos lo de Foucault, Arqueología del saber , había que trabajar sobre los coneptos:

discontinuidad, ruptura, umbral, límite, serie, transformación. No pretendo que se conteste de una sola vez o que se fije una posición inmediata sobre estos conceptos, tendremos que trabajarlos, discutirlos para irlos madurando. el conocimiento, como los vinos, necesita de una decantación de un añejamiento necesario. Por otra parte tenemos que comenzar a ver Fontana, Kahler, Collingwood; pero también hay otro libro que me interesa trabajar en esta etapa y es el libro de Paul Veyne. Cómo se escribe la historia, ensayo de epistemología. Editorial Fragua, Madrid. Un gran abrazo para todos y todas. RA

jueves, 1 de octubre de 2009

JOSÉ CECILIO DÍAZ DEL VALLE y DÍAZ DEL VALLE Y LA INDEPENDENCIA DE CENTROAMÉRICA

Dennis Armando Portillo Reyes
Profesor en CCSS
José Cecilio Díaz del Valle es producto de su tiempo, por lo que no es casualidad que una de las colecciones mas antiguas en Centroamérica que cualquier visitante puede observar sin ningún costo es la biblioteca que fue de su propiedad. Ésta fue donada por sus herederos en 1986 a la Biblioteca Ludwing Von Mises de la Universidad Francisco Marroquín en la ciudad de Guatemala.

Está biblioteca consta de mil 800 volúmenes, 370 mapas y parte de la correspondencia de Valle. “Hay publicaciones de los siglos XVII, XVIII y XIX y la mayoría está escrita en español, aunque hay una parte en inglés, francés, italiano, latín y griego”.
Menciono lo anterior para ejemplificar como del tema “José Cecilio Díaz del Valle y Díaz del Valle”, como pensador, científico y ser humano, puede ser tratado desde muchas perspectivas tanto en Centroamérica como en otros Estados, pero, sin embargo, no se ha dicho todo, por lo que su figura y pensamiento siguen y seguirán siendo de un estudio permanente, especialmente para las nuevas generaciones que prácticamente no saben nada o si lo saben es por lo poco que reciben en nuestras instituciones educativas que no tratan este tema con la profundidad que deberían.

De lo anterior puedo dar como ejemplo el hecho que mucho se ha criticado la posición de Valle con respecto a la independencia pero la verdad que al ser, junto con su primo hermano Dionisio de Herrera, una de las personas más preparada del área para el momento de la misma tuvo la clara visón de saber que la independencia era una decisión muy apresurada, tal como la historia se encargó de demostrarlo. Sin embargo, Valle si apoyaba la independencia como lo demuestra el hecho que cuando la ciudad de Comayagua, que se declaró inde­pendiente de Guatemala y que acató el Plan de Iguala por el cual se unía al Imperio Mexicano, mientras que Tegucigalpa se sujetó a lo prescrito en el Acta de Independencia del 15 de septiembre de 1821 la cual manifestaba una total libertad lo que motivó una antigua rivalidad que no era nada raro para la época ya que Centroamérica se encontraba muy regionalizada. El mismo tipo de divisionismo se daba entre Cartago y San José, entre Granada y León, entre San Salvador y San Miguel, entre Quetzaltenango y ciudad Guatema­la. Como dice don Miguel R. Ortega:

“Pareciera que el haber surgido a la vida independiente sin una educación previa hacia el propio gobierno, fue una de las causas de las desavenencias que afloraron, y la levadura de los caciques que se engrifaron considerando como su feudo particular a cada uno de los Estados.” (Ortega, 1998, p. 81)

José Tinoco de Contreras, Gobernador de la provincia de Honduras, personalmente iba comandando las fuerzas que someterían a la “rebelde” Tegucigalpa, que como ya se dijo apoyaba el Acta de Independencia de 1821. Es en este momento que José Cecilio del Valle financió las milicias de Tegucigalpa que habían partido en varios bata­llones al mando del entonces Capitán Francisco Morazán. Tal parece que Valle, desde Guatemala, les envió dinero y unos barriles de azogue y plata para la Casa de Rescates de Tegucigalpa, elementos que llegaron a los llanos de Santa Rosa (Jiménez Solís, 1953, p. 25). En todo caso no ocurrió ningún choque entre las tropas de las dos ciudades rivales.

Autores como Meléndez Chaverri sostienen que Valle fue “un estudioso ilustrado que alentaba alcanzar la meta superior del sabio, mediante una extraordinaria aplicación al conocimiento y una singular fe en las fuerzas excepcionales de la razón”.

Opiniones similares tienen muchos intelectuales de la época actual quienes reconocen en Valle a un hombre de capacidades extraordinarias, tanto intelectuales como morales. Algunos dicen “un desplazado”, para identificar una persona nacida fuera de época, en el entendido de que su contribución trascendió de tal manera las demandas históricas que fue un incomprendido. Pese a ello, su pensamiento y práctica tuvieron un impacto determinante en eventos tan significativos, como la redacción del Acta de Independencia en 1821. Todo aquel estudioso de su vida y obra llega, en algún momento, a dolerse de que por envidia o simple maldad política de sus adversarios no llegara a ocupar el puesto máximo de presidente de la República Federal Centroamericana, este acto, que bien puede catalogarse como el primer fraude electoral en Centroamérica, vino a viciar la política de la Federación desde su nacimiento, como bien lo declaró el General Francisco Morazán en sus memorias:
“La elección de Presidente de la República hecha por el Congreso en el ciudadano Manuel José Arce, contrariando el voto de los pueblos que dieron sus sufragios al ciudadano José del Valle, fue, en mi concepto, el origen de las desgracias de aquella época….” (Francisco Morazán: memorias, manifiesto de David y Testamento, 1986, p. 15).
Aun cuando José Cecilio del Valle no influyó directamente en el proyecto de Morazán entre 1829-1842, al menos no hay un dato que sostenga que si lo hizo, no podemos hablar de la antesala y el proceso de Independencia, y todavía aun los años siguientes, sino consideramos el pensamiento de José Cecilio del Valle como el guía intelectual de la historia centroamericana.

Decía Don José Cecilio del Valle: “Ha habido escuelas para enseñar a manejar el cañón o esgrimir la espada y no se han fundado para enseñar a gobernar. Hay una ciencia de gobernar a los hombres así como hay ciencias minerales, vegetales y animales. ¡¿ Cómo es posible gobernar sin haber estudiado la ciencia de los gobiernos?!

José Cecilio del Valle figura entre los grandes forjadores de las modernas patrias americanas. En él concurrían condiciones de escritor y estadista. Su sentido provisorio lo llevó a elevar su pensamiento más allá de las fronteras nacionales hasta llegar a afirmar que ``el estudio más digno de un americano es América, en su ensayo titulado ``Soñaba el abad de San Pedro: y yo también sé soñar´´, expuso: ``América, cuyos hijos se hallan diseminados por todos los climas, pero deben formar una sola familia ….”


BIBLIOGRAFÍA

1. Bumgartner, Louis E.; .José del Valle de América Central. Editorial Universitaria, UNAH, Tegucigalpa, Honduras, 1ra.Reimpresión, abril 2001. Traducción de Octavio R. Sánchez B.

2. Carías G., Filomena; .José Cecilio del Valle: Prócer del Pensamiento Americano. Ministerio de Educación Pública, Tegucigalpa D. C., Honduras, C. A., 1ra. edición, 1981.

3. Cartas Autógrafas de y para José Cecilio del Valle. Editorial Porrúa, S. A., México D. F., 1ra. edición, 1978

4. del Valle, José; .Soñaba el Abad de San Pedro. Ministerio de Cultura, Arte y Deportes, Editorial Cultura, Tegucigalpa, Honduras, 1ra. edición, 2002.

5. Escoto, Julio; .José Cecilio del Valle: Una Ética Contemporánea. Editorial de la Fundación para el Hombre Hondureño, Tegucigalpa, Honduras, C. A., 1ra. edición, 1990.

Funes Valladares, Matías. Valle: su tiempo y el nuestro. Litografía López. Tegucigalpa. 2008.

7. García Giradles, Teresa; .Los espacios de la patria y la nación en el proyecto político de José Cecilio del Valle. Ponencia presentada en el III Congreso Centroamericano de Historia, 15-18 de julio de 1996, San José, Costa Rica.

8. Leiva Vivas, Rafael; .Vigencia del Sabio Valle. EDUCA, San José, Costa Rica, 1980.

9. Meléndez Chaverri, Carlos; .La Ilustración en el Antigüo Reino de Guatemala.. EDUCA, San José, Costa Rica, 2da. edición, 1974.

10. Oquelí, Ramón; .El Arte de Pensar y el Derecho de Expresarse, Según Valle. Revista Paraninfo, año II, # III, 1993, pag. 145-169.

11. Oquelí, Ramón; .José del Valle: Antología. Editorial Universitaria, UNAH, Tegucigalpa, Honduras, 2da. edición, julio de 1997.

12. Oquelí, Ramón; .La Obsesión Científica de José del Valle. Revista Paraninfo, año I, # I, 1992, Pág. 75-96.

13. Oquelí, Ramón; .La Utopía Social de Valle. Revista Paraninfo, año I, # II, 1992, pag. 22-23.

14. Oquelí, Ramón; .Valle entre la Fantasía y el Rigor. Ediciones Subirana, Choluteca, Honduras, C. A., julio 2004.

15. Pérez Cadalso, Eliseo; .Valle, Apóstol de América. Editorial Universitaria, UNAH, Tegucigalpa, Honduras, 1ra. edición. Julio1999.
16. Sierra Fonseca, Rolando; .La Filosofía de la Historia de José Cecilio del Valle. Ediciones Subirana, Choluteca, Honduras, C. A., marzo de 1998.

17. Valle, Rafael Heliodoro; .Pensamiento Vivo de José Cecilio del Valle. EDUCA, San José, Costa Rica, 2da. edición, 1971.